Fallece el último Padre Conciliar en Venezuela



El deceso del eminente hombre de Dios se produjo el 28 de junio de 2014, en horas de la tarde, vísperas de la solemnidad de San Pedro y San Pablo.

Padre Manuel Gerónimo Sifuentes
Monseñor Antonio José Ramírez Salaverría nació en Cariaco, Estado Sucre el 31 de Octubre de 1917. Realizó sus estudios sacerdotales en el Seminario Menor de Cumaná y en el Seminario Interdiocesano de Caracas.
Fue ordenado sacerdote el 14 de Julio de 1940 y ejerció varios oficios ministeriales como Párroco y como Vicario General en su diócesis natal. Fue promovido al episcopado como I Obispo de Maturín en el año de 1958. Siendo consagrado el 14 de Septiembre, tomando posesión canónica el 26 de Octubre del mismo año. Como Obispo de Maturín le correspondió ser Padre Conciliar del Concilio Ecuménico Vaticano II.

Le tocó fundar las bases de la diócesis, promoviendo las vocaciones nativas y ordenando una decena de sacerdotes monaguenses. Trabajó incansablemente en la construcción de la Monumental Iglesia Catedral de la Diócesis, joya arquitectónica del Estado Monagas y del oriente venezolano, la cual consagró el 23 de Mayo de 1981.

También creó varias parroquias eclesiásticas e impulsó el trabajo catequético en toda la diócesis, creando una Escuela de Catequesis, donde se formaban los catequistas de la Diócesis. De igual modo apoyó el trabajo de los movimientos seglares de apostolado como los Cursillos de Cristiandad, la Legión de María y la Renovación Carismática Católica.

Mons. Ramírez, también ha sido un incansable anunciador del evangelio de Jesucristo en medio de los más pobres, y las obras diocesanas de promoción humana y social lo testifican, como son los Centros de Educación para el trabajo (APEP), la Escuela Granja de Viboral y la extinta Casa Hogar. Para ello contó con la ayuda de congregaciones religiosas que vinieron asentarse en la diócesis.

Atendido por la Madre Candelaria

Una anécdota interesante de compartir es la siguiente: Siendo seminarista se enfermó de paludismo, fiebre infecciosa, anquilostomiasis y, por si fuera poco, lechina. El Obispo de la Diócesis era Monseñor Sixto Sosa, cofundador del hospital de Altagracia de Orituco con la Madre Candelaria.

Explica Monseñor Ramírez que “un día llegó la Madre Candelaria a la enfermería y con una tijerita, en silencio, cortó las pústulas de la cara y los brazos. Ella no me dijo nada, pero quién sabe qué le habrá dicho al Señor de mí. Yo no le oí ninguna palabra. Lo cierto fue que me curé, aunque el médico tratante, viéndome en aquel estado de debilidad, había expresado: “Monseñor, ese muchacho no le va a durar mucho”. Pero como las matemáticas de Dios son muy distintas a las de los hombres, el obispo Sosa murió a los 73 años, la Madre a los 77 y aquí está el muchacho que no iba a durar mucho!.

La catedral de Maturín: su máxima obra Asistente a todas las sesiones del Concilio Vaticano II, secretario de la Conferencia Episcopal Venezolana, su obra máxima es la imponente catedral de Maturín, dedicada a Nuestra Señora del Carmen. Verla terminada le llevó 21 años de paciencia, perseverancia y esperanza. Incluso llegó a conducir el programa radial “media hora con la catedral”. Allí llamaban los oyentes y ofrecían sus donativos.

En una oportunidad, cuenta Monseñor Antonio José, llamó una señora muy humilde para ofrecer lo que podía: una docena de mangos. Asignaron un precio de dos bolívares a cada mango y, transcurrido poco tiempo, llamó una señora secretaria de la UDO para comprarlos. La dama estaba muy contenta.
En otra oportunidad una señora invidente le envió una notica en la que se leía “Monseñor, le envío 5 bolívares para la catedral .Yo no podré verlos porque soy ciega, pero otros sí podrán”.

Mons. Antonio José Ramírez Salaverría fallece en la paz del Señor, a los 96 años, confortado con los sacramentos y acompañado con la oración de quienes estuvieron al lado en sus últimos momentos, hoy 28 de junio de 2014, en horas de la tarde, vísperas de la solemnidad de San Pedro y San Pablo.





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