Cardenal Urosa Ordenó Nuevos Diáconos para Caracas


El Cardenal Urosa confirió la ordenación diaconal a Warren Julián Guillermo Escalona (Seminario "Santa Rosa de Lima") y Guillermo Alberto Hernández (Seminario “Redemptoris Mater"), a quien le bendice las manos, como parte del rito de ordenación.
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El Arzobispo enseñó a los nuevos diáconos, acólitos, lectores y feligresía en general, acerca del “compromiso de vivir el celibato consagrados plenamente a la Obra del Padre Celestial, ya que con la gracia de Dios se superan las tentaciones”.
Ramón Antonio Pérez
Caracas, 18 de marzo de 2012. El Cardenal Jorge Urosa Savino confirió este domingo, la ordenación diaconal a Warren Julián Guillermo Escalona y Guillermo Alberto Hernández, durante una ceremonia que presidió en la Catedral Metropolitana, instituyendo, además, el lectorado y acolitado a doce seminaristas de la Arquidiócesis de Caracas.
El Arzobispo estuvo acompañado de sus obispos auxiliares Monseñor Luis Armando Tineo, Monseñor Fernando Castro Aguayo y Monseñor Nicolás Bermúdez; así también por los rectores de los seminarios “Santa Rosa de Lima” y “Redemptoris Mater”, presbíteros José Trinidad Fernández y César Hernández, respectivamente.

Acólitos y Lectores durante la ceremonia.
El Cardenal Urosa tuvo palabras de motivación hacia los futuros presbíteros, indicándoles que el diaconado es un paso previo en la vida sacerdotal que les faculta para trabajar por Cristo desde la estructura eclesial. “Los diáconos son estrechos colaboradores de los Obispos en el servicio de la caridad cristiana, en la promoción humana y asistencia social, entregándose al Señor de una manera particular”, dijo.
“Ustedes son llamados a ser mensajeros del Evangelio de Jesucristo”, expresó el Purpurado en medio de un templo abarrotado de feligreses, familiares y amigos de los nuevos diáconos. Sin embargo acotó que “el Señor no los llama sólo a eso, sino a ser primordialmente sus testigos en el mundo, porque todos los cristianos estamos llamados a ser mensajeros y testigos de Jesucristo. Esa es la médula de nuestra fe”.
Reiteró que “los cristianos no podemos limitarnos a decir solamente el mensaje, sino a involucrarnos en él con una conducta virtuosa, y cumpliendo una vida religiosa entregada completamente a Jesucristo. Que la gente vea que estamos consagrados a Dios en las cosas que son de Dios”, expresó.
También destacó que la vida sacerdotal es un llamado de Dios. “Es un compromiso que brota y se fundamenta en la relación directa con Dios; y servir al Padre es reinar”. También motivó a los jóvenes presentes para que asumieran el llamado de consagrar sus vidas al servicio del Evangelio y de los más necesitados, desde el sacerdocio.
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