ESCENARIO: Las elecciones de septiembre, pero... ¿qué más hacer?

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Ramón Antonio Pérez

El escenario político en Venezuela parece muy cruel, aunque se haga delicioso para el periodismo informativo y de opinión; para el Twitter y las demás redes sociales que en este momento tienen auge en la población. La Asamblea Nacional cita a Monseñor Porras y otras personalidades para averiguar el asesinato de estudiantes en Mérida, mientras los verdaderos asesinos deben haber guardado sus capuchas y pistolas rojas en alguna sede partidista.
En los medios de comunicación la comidilla es la trama interna de Globovisión luego que Pablo Medina denunciara la supuesta compra de la planta televisiva por parte de afectos a la tiranía, y a pocos días, Federico Ravell renunciara a la dirección de esta planta, aunque no a sus acciones en la empesa y ésta diga que "no se compra ni se vende".
La llegada de un cubano de apellido Valdez llenó las suspicacias porque más que un experto eléctrico fue denunciado por ser un especialista en fusilamientos en Cuba; al parecer, es quien prepara un Golpe Pro Comunista para desconocer la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Una especie de crónica de Golpe anunciado como lo denuncian algunos desde Miami.
La orden de expropiar el edificio La Francia, acto avalado en silencio por el alcalde Jorge Rodríguez, a sabiendas que es propiedad de una institución del Estado, también vino alimentar esta triste realidad venezolana.
Por su parte, los dirigentes democráticos sin abandonar el entusiasmo, por ahora, sólo plantean como destino las elecciones de septiembre y hasta presentaron un cronograma electoral, a pesar de tener al Consejo Nacional Electoral en contra. Algunos ya han postulado sus nombres como candidatos a diputados, pero el dedo del tirano no ha dicho nada de los suyos.
El asunto es que aterra la velocidad con la que el Régimen Comunista de Venezuela está tomando las decisiones. La actuación de los últimos días configura un escenario de inmediatez con el que pudiera declararse muy pronto fuera de todo espacio legal.
Mientras tanto, los venezolanos esperan confiados y pacientes que se produzcan las elecciones de septiembre de 2010. En opinión de este redactor no habrá tiempo para tales elecciones, y si éstas se produjeran será bajo un marco de terror y miedo; y con un conjunto de leyes que en nada beneficiará a la Democracia y sus Ciudadanos.
Todos los sectores están sufriendo la barbarie política del régimen: trabajadores desempleados o sin contratos colectivos; empresarios quebrados o impedidos para invertir; productores invadidos y menospreciados; clases medias y bajas desesperadas por la carencia de servicios básicos y alimentos en situación de escasez; estudiantes universitarios hostigados, reprimidos y asesinados durante sus protestas. En fin.... todos sufriendo las decisiones administrativas erradas de un gobierno corrupto, ineficiente e ineficaz, pero efectivo en el avance hacia un Estado Comunista.
La coyuntura parece más bien exigir desde la calle y organizaciones ciudadanas unidad y movilización política (no únicamente marchas). Si todos se pusieran de acuerdo, por ejemplo, con un paro nacional de horas, para mostrarle también los dientes al gobierno, pudiera ser que se lograra más en el avance por la recuperación de la democracia; o quizás, se ganara tiempo a desbancar a algunos radicales comunistas de la Asamblea Nacional.
Las actuaciones del gobierno autoritario y las circunstancias del momento, están clamando otras estrategias. El asunto es, ¿qué hacer?

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