Católicos trabajan para sobrevivientes en Haití

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La agencia MISNA reporta que el sábado 23 de enero será el funeral de Monseñor Serge Miot, Arzobispo de Puerto Príncipe una de las víctimas emblemáticas de la Iglesia, mientras que integrantes de Caritas Internacional ya llegaron con ayuda para los damnificados


Ramón Antonio Pérez

Haití, Puerto Príncipe, 19 de enero de 2010.- La Iglesia Católica, como todas las demás instituciones de Haití, también sufrió los embates del terremoto que hace ocho días abatió a la más pobre de las Islas del Caribe.
Las emblemáticas muertes del Arzobispo de Puerto Príncipe, Monseñor Serge Miot; la reconocida misionera laica brasileña Zilda Arns Neumman, fundadora y coordinadora de la Pastoral de la Infancia; el fallecimiento de un número aún desconocido de seminaristas y la caída de la Catedral de esta ciudad, son símbolos evidentes de que los católicos sumaron su cuota a los sufrimientos del pueblo haitiano.
Sin embargo, a ocho días del terrible movimiento sísmico, la agencia católica MISNA (Missionary International Service News Agency, por sus siglas en inglés), revela que todos “los obispos están trabajando en las respectivas diócesis, esforzándose a través de las pastorales sociales, para asistir a todos aquellos que lo necesiten”, según cita que hacen de una misiva enviada por Monseñor Guire Poulard, obispo de Les Cayes.

El sábado será el Funeral del Arzobispo
Según la citada agencia Monseñor Poulard sostiene que La comunidad religiosa no se salvó del dramático terremoto. La primera víctima emblemática fue monseñor Serge Miot, arzobispo de Puerto Príncipe, “cuyo funeral se celebrará en la capital el próximo sábado 23 de enero”.
Pero en total, habría más de 100 religiosos, entre muertos y desaparecidos, según la agencia FIDES de padre Gabriel Naranjo Salazar, secretario general de la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Religiosos y Religiosas (CLAR).

Nueva informaciones
MISNA señala sobre los daños en las congregaciones: se informó sobre la muerte de un padre monfortiano, padre Jean-Baptiste Henri Fils, además de la ya conocida de algunos seminaristas (entre 8 y 12 según balances discordantes); la destrucción de la casa provincial y del colegio de los Oblatos, así como la muerte de uno de ellos, hermano Weedy Alexis; la casa de las Hermanas de Santa Jacinta se partió en dos, mientras que la escuela que administran se derrumbó.
El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) pidió a todas las Conferencias Episcopales de América Latina que junto a las organizaciones sociales y caritativas sea promovida “la solidaridad con la Iglesia y las autoridades civiles, tanto las de Haití como las de la República Dominicana”.

Caritas dijo presente
Ya llegó a Puerto Príncipe una parte de la ayuda de la red internacional Caritas, en particular mantas, tiendas de campaña, agua, comida y productos para la higiene; también hay operativos servicios médicos y está previsto el envío de seis clínicas móviles. “Ahora debemos reconstruir para poder vivir juntos. Debemos hacerlo para eliminar los prejuicios y la discriminación y generar confianza.
Debe hacerse de modo de asegurar la solidaridad y la apertura mental” escribe en una nota monseñor Pierre Dumas, presidente de la Caritas Haití, así como obispo de Anse-à-veaux-Miragoâne. Una solidaridad que no debe olvidar los centros menores afectados por el terremoto del 12 de enero, y que a duras penas están recibiendo las primeras ayudas en estas horas, como Gressier, Léogâne (destruida en su 90%), Petit Goâve y Grand Goâve.
Desde la ciudad portuaria de Jacmel, 90 kilómetros al sur de la capital, un sacerdote, padre Filippo, escribe: “Nuestro centro pastoral acoge desde el principio a una veintena de familias sin techo, y a la noche muchos vienen a dormir aquí, porque están conmocionados y todavía asustados. Necesitamos ayuda”.

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