Cardenal Urosa Savino: “Queremos paz, justicia y libertad en Venezuela”

Ramón Antonio Pérez

Los obispos “no somos operadores políticos, ni tenemos parcialidad política, ni tenemos intereses políticos”. “Nuestro interés es que haya paz, prosperidad, armonía, justicia y libertad en todos los rincones de Venezuela”, dijo.
Caracas, 22 de septiembre de 2007. “La iglesia es el pueblo de Dios y el pueblo de la paz, y los obispos somos constructores de paz, así debe ser cada uno de los cristianos, el pueblo de la paz, y todos nosotros somos constructores de paz”.
De esta manera se expresó el cardenal Jorge Urosa Savino, durante los actos con motivo de las bodas de plata de su ordenación episcopal, evento celebrado en el Parque Naciones Unidas de esta ciudad, en el que fue acompañado por la feligresía caraqueña y las autoridades eclesiásticas del país.

Preocupado por la falta de interés en la reforma
Antes de la celebración eucarística, el Arzobispo de Caracas fue abordado por la prensa y se mostró preocupado por el escaso interés de la población venezolana en conocer los contenidos de la reforma constitucional presentada por el presidente Hugo Chávez.
Por ello estimó necesario sugerirle a la población tomar parte de forma activa en el proceso de discusión, debido a que esta reforma planteada es “sumamente importante para el futuro de todos los venezolanos".
Exhortó con ahínco a que “se estudie y debata” la propuesta presidencial. “Lo importante es que todo el mundo se faje a leer, a estudiar", dijo a los periodistas.

Los retos de la vitalidad y la unidad
El cardenal Jorge Urosa Savino saludó efusivamente y con amplia gratitud la asistencia de la feligresía católica en su fecha de ordenación episcopal; pero al mismo tiempo lanzó dos retos: la vitalidad y la unidad de la iglesia.
“Se trata de vivir a fondo la gloriosa condición cristiana que han puesto de relieve el Concilio Plenario de Venezuela y la quinta conferencia del Episcopado Latinoamericano, realizada en Aparecida, Brasil, porque estamos llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo”, expuso.
En relación con la vitalidad eclesial, el Arzobispo de Caracas llamó a transitar los senderos de las distintas comunidades, con alegría y entusiasmo, para llevar el mensaje de Jesucristo y su palabra de salvación, viviendo “la opción preferencial por los pobres, que se practica con una vida fraterna, solidaria y fortalecida con la acción social”.
En ese orden llamó a construir una iglesia que viva la caridad y practique las virtudes cristianas. “Una iglesia que ore, que vaya creciendo, que tenga más movimientos apostólicos, más seminarista y con una mejor formación sacerdotal, es una iglesia que aunque ya existe, debemos ir construyendo y fortaleciendo”, acotó.
En cuanto al segundo reto, el Purpurado mencionó la necesidad de vivir la unidad eclesial, la comunión en todas las instancias de la iglesia a semejanza del planteamiento de Jesucristo: “Que todos sean uno para que el mundo crea”, citó.
Convocó a superar las diferencias en todas las estructuras sacerdotales, religiosas y laicales, para trabajar y vivir en fraternidad “como un solo cuerpo compacto en Jesucristo; unidos al papa y los obispos, que son los legítimos pastores de la iglesia católica en Venezuela, no hay otro”, señaló de manera efusiva.

El festejo episcopal
Monseñor Joseph Spitieri, consejero de la Nunciatura Apostólica en Venezuela, dio lectura de la carta de felicitación que el Papa Benedicto XVI le remitió al homenajeado.
“Con dedicación llevaste a cabo el trabajo pastoral a favor de tu comunidad caraqueña para que los fieles gozaran una mayor atención, y así recibieran abundantes gracias espirituales en su vida diaria”, escribió el Santo Padre. La misiva agregó que “al cercarse esta especial memoria y celebración de tu episcopado, en unión de tus Obispos Auxiliares, los Presbíteros y fieles, queremos manifestarte de todos corazón nuestras felicitaciones”.
La homilía durante este evento festivo le correspondió a Monseñor César Ramón Ortega Herrera, obispo de la Diócesis de Barcelona, quien leyó un intenso discurso en homenaje a los XXV aniversario de la ordenación episcopal del cardenal Jorge Urosa Savino.

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